Cunqueiro es una mariposa. Cunqueiro es una mariposa erudita que narra desde el realismo fantástico. Cunqueiro es una larva del lenguaje.
Las historias que narra este autor gallego son historias de un tipo que escribe como las mariposas que antes han sido capullos y han soñado, y así han conseguido imaginar cómo iba a ser el mundo que iban a encontrarse y sorprender a éste desde los clásicos, viviendo como larvas, siendo capullos, ahora mariposas. Para mí Cunqueiro es una mariposa multicolor. Yo no sé porqué no se habla más de Cunqueiro. Los escritores de hoy deberían leer todos a Cunqueiro. Los escritores de hoy deberían recitar una oración de Cunqueiro antes de abrir un archivo word y nombrarlo con el próximo título de un relato, de una novela. Los escritores de hoy se creen todos muy modernos, muy vanguardistas pero a un escritor de hoy le llevaría años escribir una página como lo hace Cunqueiro. Que se aguanten y que se jodan. Qué procaz, joder. Así se percatarán de que la semántica de la palabra escrita es un pozo rebosante de algodón dulce. Por cierto, me lo pregunto muchas veces, ¿usan el diccionario los escritores de hoy? Sí, lo usarán pero a escondidas, en la alacena, donde guardan las galletas para mojar en la leche.
Para leer a Cunqueiro he necesitado a Mr. Casares y a la Srta. Moliner. Cuando se narra desde el lenguaje más apegado a la tierra, desde el lenguaje parido desde la belleza, necesitas reencontrarte con tu ignorancia y tu estulticia. Tú que te creías ya culto, bicho volador, gilipollas lector, leyente Cinzano. Cunqueiro te revela que eres potencia para llegar al acto del entendimiento. Cunqueiro es una hostia dada a contrapelo.
Si eres critaura lúdica no sé a qué esperas para leer a Cunqueiro. Quien no lo haya hecho aún, está perdiendo el tiempo. Pero bueno, no hay lecturas más verdaderas que otras porque no todo el mundo se ríe con los mismos chistes. Yo me río con los zagales de Pablo Motos, tú seguro que no. Eso sí, con Cunqueiro te ríes porque el humor que derrocha abarca todos los matices. Puedes no leerlo. También tienes todo el derecho a perder el tiempo en contar gusanos de seda y caquitas de mariposa. Pero vuela y que no te coman los pájaros.
El libro de manera técnica: La bella del dragón. De amores, sabores y fornicios. Álvaro Cunqueiro. Tusquets Editores, 1991.